Insensato Presente
Tu mano otra vez, y el indescriptible sonido del ventilador a mínima velocidad. Esa mano que se extiende pidiendo tregua.
Te dije que prefería no volver a capítulos anteriores, que quería llegar al epílogo (de inmediato).
Mis intenciones nunca fueron sensatas, por eso extrañaste no entenderme, y odiaste extrañarme. Pues, yo extrañé odiarte, y resaltar tus tiernos misterios, tus quietas palabras.
"Encontrate" pienso, "y date cuenta de que lo que decís no va acorde a lo que hacés." A mi me conquistás abrazándome, ahí cuando no era el momento melodioso para hacerlo, o dejando regalos en el felpudo, de manera que los descubra a la mañana cuando voy a buscar el diario, que vos sabés muy bien que no es un diario sino una revista de vestidos de novia. Porque la última vez que me ibas a dejar un regalo en el felpudo, la descubriste y la hojeaste, y en vez de un osito de peluche depositaste dos anillos de oro encima de una página de la revista con el vestido más lindo, el que yo hubiera usado si te hubiera dicho que si.