Allí adentro
Rodeada de miradas, me veo. Silenciada por tus voces. Cada vez llego más lejos al nivel de apreciación, mostrando que puedo conocerte a través de mis miedos. Tan cerca y tan lejos. Tan certero y tan irreal. Me pregunto a veces si la gente que pasa se da cuenta de lo que pasa. Tu pasamanos está lleno de dedos, que debo compartir. Me fortalece la seguridad de tu cárcel protectora y no me siento prisionera, ayudame a no escapar. Decime que no existe lima que pueda erosionar estos barrotes. O llave que abra el candado. Porque mi cárcel no es gris. Mi cárcel tiene más horizonte que el campo mismo. (Y ese horizonte no es una línea recta, es una especie de curva divertida. Pero no estábamos hablando del horizonte). Estábamos hablando de la prisión.