21.3.05

De a ratos (en la hornalla)


Abrí la puerta y encontré otra vez tu mirada de dramas. Te dejé pasar, pero solo para reconciliarme con la idea que tenía de vos. Tus historias siempre me atrajeron y honestamente extrañaba tu voz. Pero me di cuenta de que no hay nada que hacerle, nunca iba a poder librarme de tu dibujado sobresalto, de la polución urbana que tenés incorporada en tu modus operandi, en tu rutina. La verdad, estás lejos de mí. Quise reincorporarte, usar mis recursos humanos, pero tu currículum no me bastó.
Éramos el principio del mundo, éramos el fin del mundo, allí en esa esquina donde tantos autos se atrevieron a interrumpir con humedad.
Y ahora que te dejé pasar adelante, mi pasado es mi presente, pero solo por este rato, mientras caliento lo último que queda de nuestras travesuras de niños en la hornalla, junto con el agua para el mate. Y te miro, para no olvidarme de tu rostro por esta semana, porque sé que el viernes que viene vas a volver. Pero, no sé, quizás no me encuentres. (Me engaño a mi misma), es obvio que me vas a encontrar, pero mucho menos de mi. Porque si no te sirvió de golpe, poco a poco te voy a ir robando mi cintura, y luego mis manos, y luego mi rostro.