encuentro celestial
Piso un nuevo sol de primavera, de cosas pasadas. Suena en mi cabeza aquella canción que cantaba tan alegremente mientras daba los próximos pasos hacia tu cercanía. Y siempre escucho música que me hace sentir que estoy dentro de una película, mi largometraje eterno (muy largo), lleno de nudos y desenlaces. Y camino junto a los sonidos, o ellos caminan junto a mi (¿qué importa la diferencia? Solo digamos que me encanta que nos hagamos compañía mutuamente). El sendero lleva idas y venidas de otros pies, pero noto que mi camino es totalmente único. Aún cuando intente imitar esas huellas no van a salirme igual, porque yo soy única (y me costó aceptarlo).
Sonrío, porque hay motivos. Canto, porque no los hay. Pero prosigo, y pregunto “¿qué más? ¿Qué más hay para mi?”. Y a la vuelta de la esquina, allí estás, como si nadie te estuviera esperando, como un encuentro totalmente casual. Oh casualidad, vine a verte, oh el destino, caminé tanto para verte. Y ahora la música hace una explosión de cuerdas celestiales.