28.12.05

Sensaciones en viaje ajeno


Más que nada es esa sensación rara que tiene gusto gris o a mate con caramelitos de menta.

Mientras, miramos el cielo buscándole forma a las nubes, hasta que uno gira la cabeza poniendo una expresión de desconfianza y se siente tan estúpido, porque, no hay nada más que hacerle: esa nube tiene forma de nube y se acabó.

O la luna me sonríe, y otra vez esa sensación rara bajo las estrellas, porque para mi la luna tiene cara de viejito simpaticón, pero en México tiene cara de no sé qué (creo que de conejito). Igual no importa las caras que tenga la luna, sigue siendo luna.

Y uno se termina resignando con un poco de despojo adolescente de pensar que los colores son creación humana. Porque el arco iris yo vi el otro día en el cielo tenía seis colores y no siete. Pero quizás podría suponer que para completar el número de la perfección, ese séptimo color sería yo. Y a lo que iba, es a que, obviamente Dios creó los colores.

Mas cuando se trata de la lluvia no hay escapatoria. ¿Y quién quisiera escapar de la lluvia? Solo aquellos que no se atreven a tener sensaciones raras con gusto gris o a mate con caramelitos de menta. Porque cuando de lluvia se trata no hay que escaparle. Hay que recibirla, abrazarla, bailar debajo de ella, dejar que te domine, que te ordene, que te limpie, tirarte en el pasto con aquellos sensacionalistas amigos y sacarte fotos, y no pocas.

Se agregan a la lista el convertirme en un niño para hacer sonreír a otro niño.

O que la comida te salga mal, pero la transformación te termine quedando mejor que la idea original.

O esperar horas para que un viento pase y haga hablar a los árboles. O que ellos esperen horas por ese mismo viento porque desean contarnos sus propias frustraciones y alegrías.

Y reír mucho, pero reír tanto que no solo tu rostro ría sino tu corazón. Y hasta lo más profundo de tus mismísimas entrañas, y todo el cuerpo ría, no importa de qué; si es de algo que pasó el año pasado mejor, porque significa que la risa no tiene intercepciones, ni impedimentos, o limitaciones… es eterna.

Se atesora más todo esto si hay gente. Y si son hermanos, mejor. Y si son amigos, mejor. Y si estás aprendiendo a conocerlos y conocerte, a amarlos y amarte, la sensación rara ya no es tan rara.


N. del A: Exactamente hace un año estaba yéndome a hacer este viaje de dos meses. Un saludo a aquellos que se embarcaron conmigo.